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Título
Resistencia y movimientos sociales en las fronteras. Inmigrantes en las fronteras de Mxico y Estados Unidos
Fecha
2022-02-20
Revista No.
3
Autor
Alfredo Valles
Sección
Principal
Linea de investigación
Poblacin y movilidad humana
Resumen
En los últimos diez años la migración internacional se ha vuelto más compleja y diversa, al grado de que en todos los continentes centenas de miles de inmigrantes se desplazan de un país a otro, entre uno o varios continentes, en largos trayectos que implican distintos territorios de África, Asia, Europa y América, en búsqueda de mejores condiciones de vida. Las respuestas halladas son múltiples, pero todas favorecen a los capitalistas.



Contenido
México ha sido tradicionalmente un país que, en el mismo desarrollo del capitalismo de monopolios y de la proletarización acelerada que ello ha implicado en los últimos 30 años, ha expulsado a millones de trabajadores hacia Estados Unidos y, en menor medida, Canadá. En EE.UU. los trabajadores migrantes han sido explotados férreamente, sin reconocerles derechos plenamente; al menos 11 millones de personas de origen mexicano son mantenidos en la ilegalidad, mientras envían remesas de miles de millones de dólares a sus familias y de los que las burguesías de ambos países toman su parte correspondiente de plusvalía.

Hacia México y Estados Unidos también se han desplazado desde hace décadas enormes contingentes de migrantes, en especial del denominado Triángulo Norte de Centroamérica —El Salvador, Honduras y Guatemala—; y, sobre todo en la segunda década del siglo XXI se han agregado grandes grupos de migrantes de otros países, entre los que se encuentran aquellos originarios de Colombia o Venezuela y sobre todo de Haití.

La opresión y el terror en las fronteras entre México y Estados Unidos

En Estados Unidos durante octubre de 2020 y septiembre de 2021, el recién concluido año fiscal, se realizaron 1 millón 700 mil arrestos de migrantes en su frontera con México. Según la prensa estadounidense son números nunca antes registrados. Las detenciones fueron en contra de migrantes mexicanos (608 mil), hondureños (309 mil) guatemaltecos (279 mil), salvadoreños (96 mil); además de 367 mil más entre venezolanos, haitianos, etc.

Pese a que se ha anunciado una reforma migratoria “integral” en Estados Unidos al menos desde hace 10 años, en realidad las gestiones demócratas y republicanas no se han acercado a ésta en lo más mínimo. En cambio, han producido entre ambas varias medidas lesivas y punitivas; han instrumentado una cacería de migrantes con fines de deportación en el transporte, los barrios y las viviendas. Así como han desmantelado el sistema de asilo.

La actual política migratoria del gobierno de Joe Biden (Partido Demócrata), que se lleva a cabo bajo la más amplia complicidad con las autoridades de México, está parada en parte sobre las reaccionarias decisiones de la gestión de D. Trump. Incluso, la actual gestión ha pujado porque el Título 42 —que faculta legalmente a deportaciones masivas por supuestos motivos de salud pública con trámites de 15 minutos— se conserve y amplíe.

En México, el actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024) lleva a cabo una feroz política en contra de migrantes de distintas nacionalidades. Sólo en 2021 y de manera oficial el Instituto Nacional de Migración (INM) detuvo a cerca de 308 mil migrantes en tierras mexicanas, un número que supera el máximo histórico de 2005, bajo el gobierno de V. Fox (PAN); y expulsando del país a 120 mil 488.

Alrededor de 30 mil niños y jóvenes menores de edad, en varios casos no acompañados, han solicitado asilo y derecho a estancia en México. Pese a ello, los números oficiales de adolescentes y niños deportados tanto de EE.UU. como de México se incrementaron en un 92% durante 2021 en comparación con un año antes. Me refiero a 23 mil 742 personas de países como Guatemala, Honduras, El Salvador y Haití sobre todo.

México ha expulsado de manera masiva a migrantes y solicitantes de asilo. Se habla de expulsiones tanto peligrosas como ilegales. El gobierno de Obrador, que solapa expulsiones aéreas por parte de EE.UU. hacia Villahermosa, Tabasco, y Tapachula, Chiapas, traslada a los migrantes desde estas ciudades a selvas remotas en Guatemala, como el Ceibo, sin coordinación con el país chapino ni con consulados centroamericanos. No obstante la legalidad internacional impone a México que los retornos únicamente pueden ser a países de origen, en realidad abandona en Guatemala a migrantes de al menos diez nacionalidades.

Las burguesías gobernantes en México y Estados Unidos, que durante distintos conflictos y controversias interburguesas apelan al derecho internacional, en el tema migratorio lo violan con total impunidad. Tal es el caso del Memorándum de entendimiento entre ambos países, signado en 2004, sobre “repatriación segura, ordenada, digna y humana” o la Convención del Estatuto de los Refugiados, de 1951. Y la lista de omisiones es larga.

Las mismas autoridades en México, a partir de 2019, alteraron el tramité relativo al denominado Oficio de Salida, violando el Reglamento de la Ley de Migración, 2014; encapsulando a todos los inmigrantes en la frontera sur de México, especialmente en Tapachula, Chiapas, para con esto favorecer profundamente el propósito de burguesías de México y Estados Unidos de acelerar las deportaciones y expulsiones ilegales de migrantes.

México, aliado económico y político de Estados Unidos, ha puesto a tono su política migratoria a los consensos entre ambas burguesías en el marco de una renovada legalidad burguesa extraterritorial y del T-MEC ratificado en 2021. Así se ha iniciado una violenta cacería de migrantes en todo el país, para la cual se han destinado cerca de 30 mil elementos del Ejército, la Guardia Nacional, fuerzas locales y estatales, así como del INM.

Los migrantes son aprisionados en estaciones migratorias, aporreados y sometidos militarmente; colocados en situaciones en las que se incrementan los abusos a mujeres, las muertes de niños y adolescentes y las desapariciones forzadas. Dejados en manos de monopolios que dominan las rutas de trasiego y tránsito a Estados Unidos. Y acosados por el paramilitarismo, que auxilia al Estado en su misión, sobre todo en la frontera sur del país.

Las escenas de persecución se suceden por todo México las 24 horas del día. Fuerzas militares asolan caminos, transportes, hoteles, parques, colonias y viviendas particulares para detener a los migrantes. En el estado de Baja California, en el noroeste del país, recientemente fue levantado por la fuerza un campamento migrante; igual sucedió en Coahuila, en el noreste, durante 2021. Al tiempo, las muertes de inmigrantes ocurren impunemente.

Los motivos de la migración y esclavitud asalariada

La migración es cada vez mayor, y en América involucra a trabajadores y trabajadoras de todos los continentes. Algunos inmigrantes tienen motivos políticos: por ejemplo, sus países en África han sido divididos por la guerra y el capricho de grupos o burguesías nacionales confrontados. Otros, originarios del Caribe, huyen de los estragos de sismos e inundaciones, cuyas consecuencias son resultado agravado por el actuar negligente de las clases dominantes y la transferencia social de riqueza en interés de los capitalistas.

Por otro lado, en la migración de origen haitiano que ocurre por oleadas desde 2016 a la fecha, subyacen algunos elementos que permiten apreciar mejor el mismo curso de la migración en general. En el capitalismo se expresan una serie de constancias que trascienden las particularidades de los países, una de ellas es el desarrollo desigual de las distintas naciones, la concentración y la centralización de capital, así como la formación y dominio de grandes monopolios que se extienden más allá de sus fronteras de origen.

Bajo determinadas condiciones, algunos países empatan periodos de rápido y constante desarrollo capitalista, cuya fuerza material propicia la migración interna y externa. Tres ejemplos de lo anterior son Brasil, Chile y México, que en la actualidad son las tres principales economías de América Latina y el Caribe. Habría que agregar a Estados Unidos, por su vértigo constante y por el mismo desarrollo desigual que se expresa en sus regiones.

En tales condiciones y por momentos, los capitalistas pueden parecer benévolos hacia las poblaciones de trabajadores migrantes de carácter externo. Flexibilizan ciertas prácticas migratorias e instrumentan una precarización laboral que nutre con migrantes la esclavitud asalariada y los beneficios capitalistas. Ya en tiempos de crisis económica, tanto los trabajadores nacionales como foráneos resienten los ajustes y la precarización vigorizada.

El mismo capitalismo de monopolios que reclama fuerza de trabajo migrante, la vomita cuando en su desarrollo iguala condiciones a la baja para toda la clase obrera e impone la precarización de manera más rigurosa. La proletarización de amplias capas populares con el fortalecimiento del capitalismo de monopolios aúna a un enorme ejército supranacional que, por los azares del mercado capitalista, es atravesado por hechos de muerte y explotación.

Así sucede no sólo con la tradicional e imponente marcha de trabajadores migrantes de origen mexicano hacia el norte del país; sino también con los inmigrantes centroamericanos y, cada vez más, de origen caribeño o sudamericano. Cuyos arroyuelos se conjuntan en un gran torrente que determinan la predominante ruta Sudamérica-América Central-Norteamérica. En ese desplazamiento, los capitalistas no solo ganan con la explotación sino también con el aprovisionamiento. Destacan aquí otros monopolios capitalistas, asociados comúnmente con formas estereotipadas del crimen organizado.

Fuerza de trabajo migrante e interdependencia capitalista

La producción capitalista es indisoluble de un gigantesco mercado de fuerza de trabajo, que por las características que distinguen al actual modo de producción no puede ser sino uno que trascienda los estrechos marcos nacionales. Sea porque la producción capitalista se disloque en cadenas que abarcan varios países y, por tanto, involucren a proletariado de esas tantas naciones. Sea porque la producción capitalista es de tal envergadura en determinados países que concentran en sí mismos a un proletariado multinacional.

Las políticas migratorias no recorren una línea ascensional, de mínimas a mejores condiciones de arribo, estancia y trabajo, sino un proceso zigzagueante de empeoramiento progresivo y constante. Esto también confronta aquellas percepciones reformistas que propagan ideas de un capitalismo “más humano”. Cada vez es más difícil vender la fuerza de trabajo más allá de las fronteras de nacimiento, y cada vez más imposible mejores condiciones de vida en los marcos del capitalismo de los monopolios.

La clase que dirige esto es la clase de los capitalistas, que al mismo tiempo es la que requiere para múltiples fines de un mercado universal de fuerza de trabajo. Una contradicción más del capitalismo, que el capitalismo gestiona con sus propias fuerzas: sean privadas y/o estatales. Esta solución es cada vez más a costa de un proletariado multinacional, alimentado constantemente por una proletarización simultánea y paralela.

Cada vez es más difícil migrar, vender la fuerza de trabajo más allá de las fronteras de origen y por ese medio aspirar temporalmente a mejores condiciones de vida. Los bosques son inhóspitos, a la bravía naturaleza del clima y las especies se suman bandas armadas; los desiertos no solo son atravesados por muros y escollos, sino por la presencia de los ejércitos y guardias fronterizos; además, el paramilitarismo anida en todas partes.

Estas decisiones, que cercenan los caminos a los pueblos, contribuyen a la formación, como a la centralización y concentración de capital, de monopolios que dominan las rutas de trasiego y traslado entre un país y otro. Estos monopolios, que aún se vinculan en sobremedida con las apariencias del narcotráfico y el crimen organizado, son los modernos señores que hegemonizan la migración y a los trabajadores migrantes.

Sólo en la ruta que va de Sudamérica a Norteamérica, atravesando América Central, estos monopolios obtienen beneficios rastreables de al menos 6 mil 600 millones de dólares al año. La ganancia está implicada en el trasiego especializado e ilegal, pero también en la explotación sexual, la servidumbre y la esclavitud más descarnada. En México, es probable que a esto abone la presencia cada vez mayor del Ejército en la administración pública y sus nuevas responsabilidades en aduanas, puertos y puntos fronterizos.

La interdependencia de las economías capitalistas, que son escenario de flujo de mercancías y fuerza de trabajo, no pueden suprimir sino nutrir las venas y arterias de los monopolios de las rutas de transporte y trasiego. El líquido vital para el capitalismo, la fuerza de trabajo, fluye hacia las economías más fuertes en el continente americano. Y las modernas rutas del denominado crimen organizado coinciden en México, en lo particular, con la proximidad a vigorosas economías en Estados Unidos como California, Texas, entre otras.

Trabajadores migrantes ¿movimiento de resistencia u organización revolucionaria?

Los migrantes actúan en interés propio. Frente al salvajismo de las políticas migratorias oficiales se reúnen fraternalmente, superando barreras nacionales, y llevan a cabo distintas acciones. En algunas grandes ciudades del noreste y noroeste de México establecen campamentos, que permiten enfrentar transitoriamente las consecuencias del desempleo y la precarización, la situación de calle y realizar acción conjunta por sus reclamos comunes.

Otro botón de muestra son las caravanas. Las prácticas migratorias supraterritoriales de las burguesías estadounidense y mexicana han golpeado seriamente su utilidad, solo 2 de las 10 registradas entre 2020 y 2021 han logrado llegar desde la frontera sur a la Ciudad de México. Sin embargo, estas permiten enfrentar como un ejército plebeyo los atropellos del Ejército y la Guardia Nacional, recorrer territorio con más seguridad y solidaridad, etc.

No obstante, entre la población migrante que transita de Sudamérica a Norteamérica se observa el predominio ideológico que la burguesía tiene en sus cálculos y anhelos. Sus luchas se llevan a cabo bajo motivos propios de uno u otro partido burgués, o bien bajo las imágenes o las frases de tal o cual personalidad de la política burguesa. Su propia organización está, en ocasiones, encabezada por los activistas sociales de sus verdugos.

Ahí donde los migrantes realizan campamentos, caravanas o protestas, la inexistencia de organizaciones propias, sociales y sindicales, así como la desvinculación entre éstos y la clase obrera de los países como México, los dejan a merced de las llamadas ONGS u OSC que, financiadas por el Estado o empresas multinacionales, en última instancia se disciplinan a sus mecenas o patrocinadores y, por tanto, cercenan los alcances de la lucha migrante.

En la academia se asocia a migrantes y capas populares como sujetos al margen del proletariado. Los migrantes expresan el tránsito de sectores cada vez mayores a las filas del proletariado, el fortalecimiento de la clase obrera como tal. No basta con la migración para mejorar las condiciones de vida, se requiere de la lucha de clases, de organización e ideología de clase entre los migrantes en pos de sus anhelos y en confrontación con sus explotadores.

Alfredo Valles es Secretario político del Partido Comunista de México en Tijuana Baja California y miembro del Comité Central del Partido Comunista de México.


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